martes, 20 de enero de 2009

Obama apel·la a l'esperança i a la responsabilitat


M'impressiona la persona, però encara més el verb. Quin gran discurs! Quina gran dicció! Barack Hussein Obama és un gran orador, promet. Té qualitats innegables per dirigir el país més influent del món: connecta, insinua senzillesa i honestedat, ni rastre d' arrogància i demostra interès i preocupació pels grans problemes que amenacen el planeta i aquells que l'habitem. S'enceta una nova era marcada per l'esperança en la qual tots serem responsables del futur. I Barack Obama és com el director d'orquestra que ens ha de dirigir. Necessita temps i esforç perquè tots els instruments estiguin afinats i la música soni tan fantàstica com la veu d'Aretha Franklin http://www.youtube.com/watch?v=aM9xeUeXUdQ .


DISCURS ÍNTEGRE

Queridos conciudadanos:
Me presento aquí hoy humildemente consciente de la tarea que nos aguarda, agradecido por la confianza que habéis depositado en mí, conocedor de los sacrificios que hicieron nuestros antepasados. Doy gracias al presidente Bush por su servicio a nuestra nación y por la generosidad y la cooperación que ha demostrado en esta transición.
Son ya 44 los estadounidenses que han prestado juramento como presidentes. Lo han hecho durante mareas de prosperidad y en aguas pacíficas y tranquilas. Sin embargo, en ocasiones, este juramento se ha prestado en medio de nubes y tormentas. En esos momentos, Estados Unidos ha seguido adelante, no sólo gracias a la pericia o la visión de quienes ocupaban el cargo, sino porque Nosotros, el Pueblo, hemos permanecido fieles a los ideales de nuestros antepasados y a nuestros documentos fundacionales. Así ha sido. Y así debe ser con esta generación de estadounidenses.
Es bien sabido que estamos en medio de una crisis. Nuestro país está en guerra contra una red de violencia y odio de gran alcance. Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era. Se han perdido casas; se han eliminado empleos; se han cerrado empresas. Nuestra sanidad es muy cara; nuestras escuelas tienen demasiados fallos; y cada día trae nuevas pruebas de que nuestros usos de la energía fortalecen a nuestros adversarios y ponen en peligro el planeta.
Estos son indicadores de una crisis, sujetos a datos y estadísticas. Menos fácil de medir pero no menos profunda es la destrucción de la confianza en todo nuestro territorio, un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable y la próxima generación tiene que rebajar sus miras. Hoy os digo que los problemas que nos aguardan son reales. Son graves y son numerosos. No será fácil resolverlos, ni podrá hacerse en poco tiempo. Pero debes tener clara una cosa, América: los resolveremos.
Hoy estamos reunidos aquí porque hemos escogido la esperanza por encima del miedo, el propósito común por encima del conflicto y la discordia. Hoy venimos a proclamar el fin de las disputas mezquinas y las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas gastados que durante tanto tiempo han sofocado nuestra política.
Seguimos siendo una nación joven, pero, como dicen las Escrituras, ha llegado la hora de dejar a un lado las cosas infantiles. Ha llegado la hora de reafirmar nuestro espíritu de resistencia; de escoger lo mejor que tiene nuestra historia; de llevar adelante ese precioso don, esa noble idea, transmitida de generación en generación: la promesa hecha por Dios de que todos somos iguales, todos somos libres, y todos merecemos una oportunidad de buscar toda la felicidad que nos sea posible.
Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, sabemos que esa grandeza no es nunca un regalo. Hay que ganársela. Nuestro viaje nunca ha estado hecho de atajos ni se ha conformado con lo más fácil. No ha sido nunca un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo, o no buscan más que los placeres de la riqueza y la fama. Han sido siempre los audaces, los más activos, los constructores de cosas -algunos reconocidos, pero, en su mayoría, hombres y mujeres cuyos esfuerzos permanecen en la oscuridad- los que nos han impulsado en el largo y arduo sendero hacia la prosperidad y la libertad.
Por nosotros empaquetaron sus escasas posesiones terrenales y cruzaron océanos en busca de una nueva vida. Por nosotros trabajaron en condiciones infrahumanas y colonizaron el Oeste; soportaron el látigo y labraron la dura tierra. Por nosotros combatieron y murieron en lugares como Concord y Gettysburg, Normandía y Khe Sahn. Una y otra vez, esos hombres y mujeres lucharon y se sacrificaron y trabajaron hasta tener las manos en carne viva, para que nosotros pudiéramos tener una vida mejor. Vieron que Estados Unidos era más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales; más grande que todas las diferencias de origen, de riqueza, de partido.
Ése es el viaje que hoy continuamos. Seguimos siendo el país más próspero y poderoso de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó esta crisis. Nuestras mentes no son menos imaginativas, nuestros bienes y servicios no son menos necesarios que la semana pasada, el mes pasado ni el año pasado. Nuestra capacidad no ha disminuido. Pero el periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y aplazar decisiones desagradables ha terminado; a partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a trabajar para reconstruir Estados Unidos.
Porque, miremos donde miremos, hay trabajo que hacer. El estado de la economía exige actuar con audacia y rapidez, y vamos a actuar; no sólo para crear nuevos puestos de trabajo, sino para sentar nuevas bases de crecimiento. Construiremos las carreteras y los puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que nutren nuestro comercio y nos unen a todos. Volveremos a situar la ciencia en el lugar que le corresponde y utilizaremos las maravillas de la tecnología para elevar la calidad de la atención sanitaria y rebajar sus costes. Aprovecharemos el sol, los vientos y la tierra para hacer funcionar nuestros coches y nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y nuestras universidades para que respondan a las necesidades de una nueva era. Podemos hacer todo eso. Y todo lo vamos a hacer.
Ya sé que hay quienes ponen en duda la dimensión de mis ambiciones, quienes sugieren que nuestro sistema no puede soportar demasiados grandes planes. Tienen mala memoria. Porque se han olvidado de lo que ya ha hecho este país; de lo que los hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une a un propósito común y la necesidad al valor.
Lo que no entienden los escépticos es que el terreno que pisan ha cambiado, que las manidas discusiones políticas que nos han consumido durante tanto tiempo ya no sirven. La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno interviene demasiado o demasiado poco, sino si sirve de algo: si ayuda a las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente, una sanidad que puedan pagar, una jubilación digna. En los programas en los que la respuesta sea sí, seguiremos adelante. En los que la respuesta sea no, los programas se cancelarán. Y los que manejemos el dinero público tendremos que responder de ello -gastar con prudencia, cambiar malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día-, porque sólo entonces podremos restablecer la crucial confianza entre el pueblo y su gobierno.
Tampoco nos planteamos si el mercado es una fuerza positiva o negativa. Su capacidad de generar riqueza y extender la libertad no tiene igual, pero esta crisis nos ha recordado que, sin un ojo atento, el mercado puede descontrolarse, y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los que ya son prósperos. El éxito de nuestra economía ha dependido siempre, no sólo del tamaño de nuestro producto interior bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad de ofrecer oportunidades a todas las personas, no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien común.
En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falso que haya que elegir entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros Padres Fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, elaboraron una carta que garantizase el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha perfeccionado con la sangre de generaciones. Esos ideales siguen iluminando el mundo, y no vamos a renunciar a ellos por conveniencia. Por eso, a todos los demás pueblos y gobiernos que hoy nos contemplan, desde las mayores capitales hasta la pequeña aldea en la que nació mi padre, os digo: sabed que Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo.
Recordemos que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y el comunismo no sólo con misiles y carros de combate, sino con alianzas sólidas y convicciones duraderas. Comprendieron que nuestro poder no puede protegernos por sí solo, ni nos da derecho a hacer lo que queramos. Al contrario, sabían que nuestro poder crece mediante su uso prudente; nuestra seguridad nace de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y la moderación que deriva de la humildad y la contención.
Somos los guardianes de este legado. Guiados otra vez por estos principios, podemos hacer frente a esas nuevas amenazas que exigen un esfuerzo aún mayor, más cooperación y más comprensión entre naciones. Empezaremos a dejar Irak, de manera responsable, en manos de su pueblo, y a forjar una merecida paz en Afganistán. Trabajaremos sin descanso con viejos amigos y antiguos enemigos para disminuir la amenaza nuclear y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta. No pediremos perdón por nuestra forma de vida ni flaquearemos en su defensa, y a quienes pretendan conseguir sus objetivos provocando el terror y asesinando a inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no podéis romperlo; no duraréis más que nosotros, y os derrotaremos.
Porque sabemos que nuestra herencia multicolor es una ventaja, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y no creyentes. Somos lo que somos por la influencia de todas las lenguas y todas las culturas de todos los rincones de la Tierra; y porque probamos el amargo sabor de la guerra civil y la segregación, y salimos de aquel oscuro capítulo más fuertes y más unidos, no tenemos más remedio que creer que los viejos odios desaparecerán algún día; que las líneas tribales pronto se disolverán; y que Estados Unidos debe desempeñar su papel y ayudar a iniciar una nueva era de paz.
Al mundo musulmán: buscamos un nuevo camino hacia adelante, basado en intereses mutuos y mutuo respeto. A esos líderes de todo el mundo que pretenden sembrar el conflicto o culpar de los males de su sociedad a Occidente: sabed que vuestro pueblo os juzgará por lo que seáis capaces de construir, no por lo que destruyáis. A quienes se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y acallando a los que disienten, tened claro que la historia no está de vuestra parte; pero estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño.
A los habitantes de los países pobres: nos comprometemos a trabajar a vuestro lado para conseguir que vuestras granjas florezcan y que fluyan aguas potables; para dar de comer a los cuerpos desnutridos y saciar las mentes sedientas. Y a esas naciones que, como la nuestra, disfrutan de una relativa riqueza, les decimos que no podemos seguir mostrando indiferencia ante el sufrimiento que existe más allá de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta las consecuencias. Porque el mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él.
Mientras reflexionamos sobre el camino que nos espera, recordamos con humilde gratitud a esos valerosos estadounidenses que en este mismo instante patrullan desiertos lejanos y montañas remotas. Tienen cosas que decirnos, del mismo modo que los héroes caídos que yacen en Arlington nos susurran a través del tiempo. Les rendimos homenaje no sólo porque son guardianes de nuestra libertad, sino porque encarnan el espíritu de servicio, la voluntad de encontrar sentido en algo más grande que ellos mismos. Y sin embargo, en este momento -un momento que definirá a una generación-, ese espíritu es precisamente el que debe llenarnos a todos.
Porque, con todo lo que el gobierno puede y debe hacer, a la hora de la verdad, la fe y el empeño del pueblo norteamericano son el fundamento supremo sobre el que se apoya esta nación. La bondad de dar cobijo a un extraño cuando se rompen los diques, la generosidad de los trabajadores que prefieren reducir sus horas antes que ver cómo pierde su empleo un amigo: eso es lo que nos ayuda a sobrellevar los tiempos más difíciles. Es el valor del bombero que sube corriendo por una escalera llena de humo, pero también la voluntad de un padre de cuidar de su hijo; eso es lo que, al final, decide nuestro destino.
Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los afrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo. Son cosas reales. Han sido el callado motor de nuestro progreso a lo largo de la historia. Por eso, lo que se necesita es volver a estas verdades. Lo que se nos exige ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, nuestro país y el mundo; unas obligaciones que no aceptamos a regañadientes sino que asumimos de buen grado, con la firme convicción de que no existe nada tan satisfactorio para el espíritu, que defina tan bien nuestro carácter, como la entrega total a una tarea difícil.
Éste es el precio y la promesa de la ciudadanía.
Ésta es la fuente de nuestra confianza; la seguridad de que Dios nos pide que dejemos huella en un destino incierto.
Éste es el significado de nuestra libertad y nuestro credo, por lo que hombres, mujeres y niños de todas las razas y todas las creencias pueden unirse en celebración en este grandioso Mall y por lo que un hombre a cuyo padre, no hace ni 60 años, quizá no le habrían atendido en un restaurante local, puede estar ahora aquí, ante vosotros, y prestar el juramento más sagrado.
Marquemos, pues, este día con el recuerdo de quiénes somos y cuánto camino hemos recorrido. En el año del nacimiento de Estados Unidos, en el mes más frío, un pequeño grupo de patriotas se encontraba apiñado en torno a unas cuantas hogueras mortecinas a orillas de un río helado. La capital estaba abandonada. El enemigo avanzaba. La nieve estaba manchada de sangre. En un momento en el que el resultado de nuestra revolución era completamente incierto, el padre de nuestra nación ordenó que leyeran estas palabras:
"Que se cuente al mundo futuro... que en el más profundo invierno, cuando no podía sobrevivir nada más que la esperanza y la virtud... la ciudad y el campo, alarmados ante el peligro común, se apresuraron a hacerle frente".
América. Ante nuestros peligros comunes, en este invierno de nuestras dificultades, recordemos estas palabras eternas. Con esperanza y virtud, afrontemos una vez más las corrientes heladas y soportemos las tormentas que puedan venir. Que los hijos de nuestros hijos puedan decir que, cuando se nos puso a prueba, nos negamos a permitir que se interrumpiera este viaje, no nos dimos la vuelta ni flaqueamos; y que, con la mirada puesta en el horizonte y la gracia de Dios con nosotros, seguimos llevando hacia adelante el gran don de la libertad y lo entregamos a salvo a las generaciones futuras.
Gracias, que Dios os bendiga, que Dios bendiga a América.

miércoles, 14 de enero de 2009

L'estalvi, un deure del planeta


Després de llegir l'entrevista que adjunto a continuació -en recomano la lectura-, reflexiono en tot allò que malgasto (aigua ? llum ? però també temps ? diners ?...) i això que a casa m'han ensenyat sempre la importància de l'estalvi perquè els diners mai han abundat. Però els anys 90 -que han estat d'alegria i divertiment econòmic- potser m'ho han fet mig oblidar... El cas és que llegeixo a Rajendra Pachauri i penso que l'estalvi hauria de ser una obligació per a tots els qui habitem el planeta. Bé, per a totes i tots els qui creiem en el canvi climàtic, els negacionistes, ja ho diu l'expert, poden mudar-se a Plutó. Crec que les generacions futures ens ho agraïran eternament...
ENTREVISTA EL PAÍS: RAJENDRA PACHAURI Presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU

"Los escépticos deben irse del planeta"
GEORGINA HIGUERAS - Nueva Delhi - 12/01/2009

A sus 68 años, Rajendra Pachauri permanece al frente desde 2002 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU y dirige el Instituto de Recursos Naturales y Energía de India, en cuyo despacho, abarrotado de premios y medallas acumulados en su larga carrera en defensa del planeta y de los más pobres de la Tierra, recibe a EL PAÍS. El objetivo que persigue este economista indio es advertir al mundo sobre "los peligros que corre si no deja de abusar del planeta", para lo que prosigue una intensa agenda internacional, especialmente desde que le concedieron el Premio Nobel de la Paz (2007).

Pregunta. ¿Qué significa para usted desarrollo sostenible?
Respuesta. Lo primero es garantizar que los recursos naturales que hemos heredado no son dañados ni reducidos, de manera que la próxima generación los reciba en mejor situación que la nuestra. Esto incluye aire limpio, agua limpia, tierra y bosques sanos y biodiversidad. La otra dimensión del desarrollo sostenible es dar oportunidades a la gente. No se puede mantener un sistema que sólo piensa en los ricos. Finalmente, es necesario volver a las esencias de India, donde todo se reutilizaba, y crear una nueva filosofía que ponga fin al derroche, tanto de los recursos naturales como de la energía.

P. ¿Cree que esa filosofía es aplicable a todo el mundo?
R. Por supuesto. En el mundo actual las noticias viajan de un lado a otro con fluidez y si una parte vive de una forma desatará las aspiraciones de la otra. De ahí que debe haber una convergencia en los niveles de vida.

P. ¿Considera que Occidente aceptará limitar su consumo?
R. Sé que es difícil pero será peor si no lo hace porque no se puede tener un mundo dividido. La brecha conduciría al terrorismo, a la ira, al resentimiento de los países más pobres por las dramáticas consecuencias que sufrirán por un cambio climático que no han provocado. La huida de la sequía y de la hambruna provocaría millones de refugiados.

P. ¿Quiere decir que la unidad es imperativa?
R. Absolutamente, pero no significa que tenemos que renunciar a lo bueno obtenido a través del progreso económico. El reto es usar la tecnología y los precios, al tiempo que modificamos el estilo de vida. Ya hemos abusado demasiado de la naturaleza.

P. ¿Cuáles son las prioridades?
R. Hay que cambiar los valores y la filosofía de la vida. Para España, por ejemplo, lo importante es el agua por la escasez que padece. España es también un importador de energía, y ambos problemas deben acometerse a un tiempo. En otros países, lo más serio es la contaminación del aire. Las prioridades deben marcarlas los Gobiernos pero debemos unirnos en la búsqueda de un nuevo modelo de consumo y producción.

P. ¿Cree que Occidente está dispuesto a cambiar sus valores?
R. Pienso que sí. En los dos últimos años ha habido un enorme grado de concienciación entre los más jóvenes. Vamos en la buena dirección.

P. Usted culpa a la acción del hombre del desastre que padece la naturaleza. ¿Cómo puede reconvertirla?
R. Con el uso eficiente del agua y la energía de su entorno. No a las duchas de media hora; no a los desorbitados aires acondicionados y calefacción; no a desaprovechar la luz solar; no al uso continuo del coche. Éstas son acciones individuales o en familia. A nivel industrial, también existe un gran derroche que hay que cortar. No es cuestión de renunciar a la buena vida sino de valorar y respetar la naturaleza y de compartir con otros seres humanos los recursos más básicos.

P. Usted propone comer menos carne...
R. Sí. Es bueno para la salud del hombre y para la del planeta. Hay una gran emisión de gases de efecto invernadero en el proceso para comer un filete, que comienza con el alto consumo en pastos -lo que exige deforestación- y en agua que requiere criar una vaca y continúa por llevarla al matadero, guardar su carne en cámaras frigoríficas, transportarla y cocinarla.

P. Usted es vegetariano...
R. Sí, pero no hace falta ser vegetariano, sólo hay que comer menos carne de vaca.

P. ¿Es demasiado tarde para el cambio climático?
R. No es tarde para evitar la hecatombe. Soy optimista, pero tenemos muy poco tiempo para actuar.
P. ¿A que teme más?
R. A que si no hacemos nada para frenar el cambio climático, los más pobres, que serán los más damnificados, no perdonarán a los países ricos. Habrá convulsiones y guerras porque se agravará la lucha por los recursos naturales, incluidos los del Ártico.

P. Ante la actual crisis económica mundial ¿Dónde invertiría?
R. Si el mundo invierte lo suficiente en la investigación de las energías renovables se acabarían los problemas.

P. ¿Qué le pedirá a Obama el 21 de enero?
R. Que cumpla todas sus promesas electorales, como crear empleos ecológicos. Ha ofrecido un mensaje de esperanza; que lo cumpla, porque tendrá impacto en todo el mundo.

P. ¿Qué opina del acuerdo 20 - 20 - 20 de la UE (20% de reducción de emisiones de efecto invernadero y 20% de aumento en energías renovables en 2020)?
R. Es un buen comienzo, pero Europa puede hacer más. Los ricos deben pagar por el cambio climático porque son históricamente responsables de él.

P. ¿Cree que la respuesta china al cambio climático es adecuada?
R. Hasta ahora China se ha centrado en un crecimiento económico como el occidental, pero hoy hay una gran reevaluación. Creo que en los próximos años veremos grandes cambios en China, que probablemente incluirán el uso eficiente de la energía y de los recursos naturales, así como el apoyo al desarrollo rural en lugar de a la urbanización masiva.

P. ¿Es por la crisis o porque Pekín ha llegado a la conclusión de que el modelo occidental está acabado?
R. Al igual que en India, obedece a la demanda interna. Hace tres siglos estos dos países asiáticos eran las mayores economías, ahora parece que avanzamos hacia esa misma situación, pero hemos de hacerlo de forma responsable, sobre todo si hemos de servir de modelo a otros.

P. ¿A África?
R. África no puede seguir de ninguna de las maneras la senda de Occidente. Si sus condiciones siguen deteriorándose no habrá un Ejército capaz de impedir la avalancha de refugiados sobre España. El mundo desarrollado tiene la obligación de acometer la rehabilitación de África.

P. ¿Debe la ONU emitir una Declaración de los Derechos del Planeta?
R. Sin duda alguna. Ahora trabajamos en un acuerdo global sobre cambio climático que debería de estar listo a finales de año.

P. ¿Qué les diría a los que siguen negando este fenómeno?
R. Trabajamos con transparencia y elegimos a los mejores científicos del mundo. Nuestros informes son aceptados por todos los gobiernos. Los escépticos del cambio climático deberían mudarse a otro planeta.

sábado, 10 de enero de 2009

La desmemòria d'Israel


"¿Israel, hasta cuándo continuarás oprimiendo a tus hermanos? ¿Hasta cuándo continuarás sembrando la muerte, torturas y justificando lo injustificable para destruir al pueblo palestino? ¿Tienes la respuesta, o sólo escuchas la sordera de tu propia voz? Los pueblos no olvidan, guardan en su mente y corazón a sus seres queridos, el sufrimiento los fortalece en la resistencia, no se resignan a vivir sometidos y humillados y reclaman su derecho a existir, a ser libres y soberanos.
¿Israel olvidas tu propia historia de sufrimiento y resistencia? ¿Olvidas el horror del Holocausto y el dolor de tu pueblo. Olvidas a quienes dieron su vida por la libertad? No hagas a tu hermano lo que hicieron contigo. Es urgente, “desarmar la razón armada”, pero la razón no se desarma a ella misma, ni con otra razón más poderosa aún." Adolfo Pérez Esquivel, premi Nobel de la Pau, tot l'articlea: http://www.hora25global.com/blog.aspx?id=742489

miércoles, 7 de enero de 2009

De ministres amb pantalons


El pentinat, el maquillatge i el vestuari de Carme Chacón el dia de la pàsqua militar i la ràpida recuperació de la ministra francesa Dati després de ser mare -només 5 dies ha trigat a tornar al ministeri !!- han estat notícia en aquestes últimes hores.

La primera ha rebut una allau de crítiques per part de la premsa més rància del país... No ho entenc, senzillament. El seu vestuari em sembla extremadament correcte i elegant: Per què no pot dur pantalons la ministra ? I sombra d'ulls, i un recollit diferent ? Perquè vivim en una societat profundament masclista i equivocadament superficial. Que les revistes del cor haguessin ressaltat la indumentària de la ministra Chacón no m'hauria sorprès -perquè és aquesta la seva missió-, però que en ple segle XXI els mundos i abc's s'hagin entretingut a qüestionar el seu vestuari em sembla ridícul, superflu i malintencionat. Perquè posats a qüestionar la idoneïtat de la vestimenta, la de la sra de Pedro J. Ramírez -que m'encanta, per cert- no està tampoc dins dels cànons que marca el protocol i bé que porta colors llampants i retalls de roba poc convencionals per anar a còctels o recepcions oficials...

Que la ministra Chacón tingui estil propi em sembla un signe de maduresa personal i professional. I no crec que ningú es pugui creure amb el dret moral de criticar i qüestionar l'elecció del pantaló i del color del maquillatge d'ulls. Fins i tot Pilar Rahola ha dit que estava guapíssima. No ho haurien fet d'una corbata o d'un bigoti. O sí, però hauria estat l'anècdota i no l'origen d'una polèmica estèril i inexistent, que en alguns casos obre la veda a desqualificacions.

I si aquests dies Carme Chacón ha estat durament criticada per la vestimenta i fa uns mesos per passar revista, embarassada, a les tropes, el ràpid retorn de Rachida Dati al ministeri francès de Justícia després de la maternitat ha sorprès a molts, entre els quals m'incloc. Ho he de reconèixer: 5 dies són tot un record !! Ara bé, alletar el bebè i mantenir reunions a l'Elisi no tenen perquè ser incompatibles. És un signe de fortalesa -física però sobretot emocional- i demostra que els temps canvien a una velocitat terrible. I jo que me n'alegro !!!

jueves, 1 de enero de 2009

Coses del Cap d'Any i de l'Any 9


Ja fa uns anys que celebrem el cap d'any amb les dues mans ocupades: el raïm en una i el tlfn mòbil a l'altra. Tot i que cada vegada més les felicitacions de bon any 9 arriben a mitja tarda per eviar el col·lapse, continua tenint més encant -i també més valor i coratge - fer-ho a les 12h de la nit que és com una missió impossible. Ahir en vaig rebre uns quants d'sms, que se sumen a les felicitacions escrites i enviades per correu ordinari - les més emotives , sens dubte -, als e-mails, a les trucades., al facebook... Està clar que algun dia no donarem a l'abast...


Vivim sens dubte en el món de la tecnologia, de la informació instantània, volem que tot arribi ràpid, aquí i ara, no hi ha temps per l'espera, per la contemplació, per la placidesa... Ho he pensat aquest matí quan tornava a Reus. Ahir em va molestar no trobar cap tren a mig matí que sortís de Flix i l'he anat a agafar a Móra. I el recorregut de Móra a Reus , en un vagó volgudament silenciós perquè la ressaca de cap d'any és dura , ha estat fantàstic: 45 minuts de lectura d'Anna Gavalda i ullades al paisatge i a les estacions que han anat perdent vida però continuen tenint encant... I arribo a Reus i ràpid cap a casa i mentre fem temps per dinar em connecto de nou, i en poca estona em poso al dia del que passa al món, avui que no hi ha diaris. I ja sé que la Laia és la primera nena nascuda a Catalunya, que a Mont-roig han mort un home a trets, que ja s'han apujat els preus de la llum, dels peatges, del tren i del correu, i he aprofitat també i m'he fet fan de Ferran Monegal i m'he sumat al grup Perquè torni la padrina i he tafanejat una mica al facebook (o no és aquesta la seva missió ?)...


Aiiixx, i mentre estic al facebook, obro el gmail i el hotmail i responc alguna felicitació de bon any, i l'ACN per si amplien més informació de la mort de Mont-roig, i el c'est la vie que és on estic ara i vull escriure alguna cosa, perquè tants canvis , a tanta velocitat... Hem de deixar constància escrita !


Que el 2009 sigui l'any de la recuperació dels vells i bons valors com la pau .-per cert llegeixo a El País Digital que l'ONU no ha aconseguit fins el moment cap consens sobre el conflicte a Gaza-. Però que la tecnologia continuï fent-nos fàcil la vida i les comunicacions...